Alelí (2019)

Bajo el sol abrasador de una costa argentina, la casa familiar ALELÍ se convierte en el escenario donde los Mazzotti libran sus batallas finales. Las iniciales grabadas en la entrada -AL de Alba y Alfredo, E de Ernesto, LI de Lilián- guardan un secreto doloroso: Silvana, la hermana menor, cuyo nombre nunca encontró lugar en ese mosaico familiar. La muerte del patriarca ha convertido la propiedad en un bien disputado, y la venta inminente amenaza con borrar los últimos vestigios de su legado. Cuando un imprevisto legal pospone la transacción, lo que debería ser una despedida tranquila se transforma en un torbellino de emociones encontradas. Ernesto, el hermano mayor, intenta imponer su autoridad mientras Alba recurre a sus flores de Bach para calmar la tormenta emocional. Las tensiones latentes emergen entre las sillas de playa y los objetos cargados de memoria, mientras Lilián se aferra a un pasado que todos parecen dispuestos a olvidar. Silvana, siempre al margen, observa cómo su familia se desmorona entre reproches y nostalgias mal digeridas. El conflicto escala hasta límites insospechados cuando las discusiones domésticas atraen la atención de las autoridades locales, añadiendo complicaciones legales a los ya enredados hilos familiares. En este microcosmos de arena y sal, cada gesto, cada mirada, cada objeto cotidiano se convierte en campo de batalla. La comedia surge de los momentos más absurdos, mientras el drama se teje en los silencios cargados de significado. El fin de semana que debería marcar el cierre definitivo se transforma en una última oportunidad para enfrentar verdades largamente evitadas, donde los choques serán tanto emocionales como físicos, en un vaivén constante entre la risa y la conmoción..