El Barrendero (1982)

En el bullicioso corazón de la ciudad, Napoleón, un meticuloso barrendero municipal, desarrolla su rutina diaria con inusual dignidad. Su existencia ordenada da un vuelco inesperado cuando, durante su ronda matutina, presencia accidentalmente una fuga policial. Los ladrones, acorralados, ocultan su botín -una valiosa pintura de museo- en un contenedor de basura que precisamente corresponde a la ruta de Napoleón. Sin sospechar el contenido del lienzo enrollado que deposita en su carreta, el humilde trabajador desencadena sin querer una frenética búsqueda por parte de los criminales, quienes ahora rastrean cada uno de sus movimientos. La trama se complica cuando el anticuario propietario de la obra aparece sin vida, transformando a Napoleón de testigo incidental a principal sospechoso. Atrapado entre dos frentes, el barrendero deberá emplear su ingenio y conocimiento callejero para demostrar su inocencia mientras esquiva a sus perseguidores. Las escenas de comedia surgen naturalmente cuando Napoleón utiliza herramientas de su oficio y su familiaridad con los callejones para crear elaboradas trampas que confunden a sus captores. El desarrollo de esta comedia de enredos muestra cómo un hombre común se ve involucrado en el robo de un cuadro valioso sin haberlo planeado, generando situaciones hilarantes mientras los criminales subestiman constantemente su astucia. A medida que la investigación policial se intensifica, Napoleón debe descifrar el misterio antes de que lo capturen tanto las autoridades como los verdaderos culpables. La película combina momentos de suspense con escenas cómicas donde el protagonista aprovecha su apariencia insignificante para mover.

O Varredor