La evaluación (2024)

En un horizonte distópico donde la reproducción humana está severamente regulada, Elara y Kael afrontan el proceso de evaluación parental que determinará su futuro. Durante siete jornadas cruciales, lo que comenzó como un protocolo administrativo se transforma en una espiral de pruebas psicológicas que desdibujan los límites entre la realidad y la manipulación. El sistema de evaluación, aparentemente diseñado para garantizar la estabilidad social, revela capas de control insospechadas que ponen a prueba no solo su idoneidad como progenitores, sino los cimientos mismos de su humanidad. A medida que avanzan las pruebas, los protagonistas descubren que cada interacción está siendo minuciosamente analizada, desde sus reacciones emocionales hasta sus patrones de pensamiento más íntimos. La atmósfera claustrofóbica se intensifica cuando perciben que los evaluadores modifican las condiciones experimentales en tiempo real, adaptando los desafíos a sus puntos más vulnerables. Este proceso de evaluación parental en sociedades distópicas se convierte en un espejo deformante donde deben confrontar sus propios temores y contradicciones. La narrativa explora los límites éticos de la ingeniería social a través de escenarios que desafían la percepción de la normalidad, donde cada decisión tiene consecuencias impredecibles. Los protagonistas se ven forzados a cuestionar si merece la pena traicionar sus principios para acceder a la paternidad, o si la verdadera rebelión consiste en preservar su integridad ante un sistema que pretende moldear hasta la esencia de las relaciones humanas. El proceso se convierte así en una metáfora sobre la resistencia individual frente a la determinación social..

La evaluación