Secretas intenciones (2016)

En la tranquila cotidianidad de los Tripp, la llegada de Jen parecía la solución perfecta para equilibrar la vida laboral y familiar. Fay, recién incorporada a su profesión tras su permiso maternal, confiaba en que la joven auxiliar doméstica proporcionaría la estabilidad que su hogar necesitaba. Sin embargo, lo que inicialmente se presentó como un arreglo conveniente pronto reveló grietas alarmantes. La niñera comenzó a mostrar desinterés progresivo por sus responsabilidades, descuidando las rutinas infantiles y alterando la armonía familiar con actitudes impredecibles. La atmósfera en la residencia se fue cargando de tensiones no expresadas, donde cada interacción se convertía en un campo minado de gestos calculados y sonrisas forzadas. Cuando los Tripp tomaron la decisión de rescindir el acuerdo, descubrieron que deshacerse de una presencia indeseada resultaría más complejo de lo anticipado. Jen, lejos de aceptar su despido, comenzó a tejer una red de manipulación sutil, encontrando razones plausibles para prolongar su estadía. La situación evolucionó hacia un inquietante juego de poder doméstico, donde los espacios privados dejaron de sentirse seguros y los objetos personales parecían desplazarse misteriosamente. El conflicto por la custodia no solicitada transformó el ambiente hogareño en un escenario de vigilancia constante y sospechas mutuas. Lo que comenzó como un simple contrato de servicios derivó en una lucha por el control del territorio familiar, con Jen estableciendo su propia jerarquía dentro del hogar. Los Tripp se vieron atrapados en su propio domicilio, enfrentándose al desafío de recuperar lo que siempre habían considerado su refugio personal, ahora invadido por una presencia que se negaba a reconocer los límites establecidos..

Secretas intenciones