The Way, My Way (2024)

En las tierras del norte de España se despliega un viaje transformador, donde un caminante australiano emprende la milenaria ruta del Camino de Santiago sin sospechar que cada paso lo acerca a un descubrimiento más profundo. La película retrata esta travesía física y espiritual a través de paisajes agrestes y pueblos ancestrales, donde el protagonista enfrenta no solo el desafío del agotamiento y las ampollas, sino también los demonios internos que ha arrastrado por años. A medida que avanza por senderos empedrados y cruza puentes medievales, se ve forzado a confrontar las barreras emocionales que lo han mantenido distante de su propia esencia. El peregrinaje se convierte en un espejo de su vida cuando conoce a otros viajeros cuyas historias resuenan con sus luchas no resueltas. En los albergues al caer la noche, entre conversaciones improvisadas y silencios elocuentes, comienza a vislumbrar patrones que habían definido su existencia. La búsqueda de significado en el Camino de Santiago se transforma gradualmente en un proceso de despojo, donde el peso de las expectativas y los arrepentimientos se disuelve con cada kilómetro recorrido. Lo que inicialmente parecía una aventura exterior revela su verdadera naturaleza como viaje interior, donde la meta geográfica resulta ser solo el pretexto para un reencuentro consigo mismo. A través de escenarios que van desde los bosques nebulosos de los Pirineos hasta las áridas llanuras de la Meseta, el film captura la esencia del crecimiento personal que surge del esfuerzo sostenido. La narrativa muestra cómo las respuestas más valiosas no se encuentran al final del camino, sino integradas en la experiencia misma del caminar, en la superación diaria de límites y en la conexión humana que florece en los momentos más inesperados del viaje espiritual por España..